El deseo de ser inútil
Comentario de Hugo Pratt a Dominique Petitfaux sobre las palabras de su padre tras regalarle La Isla del Tesoro, de R. L. Stevenson: “Mi padre tenía razón: encontré mi isla del tesoro. La encontré en mi mundo interior, en la gente que conocí, en mi trabajo: pasar mi vida al lado de un mundo imaginario fue mi isla del tesoro. Ciertamente, los mundos que visito al azar en mis pesquisas pueden a veces ser considerados pueriles o inútiles, tan alejados como están de las preocupaciones cotidianas. Pero cuando pienso en aquellos que me acusaban de ser inútil, y lo que ellos consideraban útil, he de decirles que, frente a ellos, no sólo tengo el placer de ser inútil, sino el deseo de ser inútil”.
Existen muchos tipos de viajeros, se podría decir que no hay 2 iguales; sin embargo, todos tenemos en mente el prototipo de ciudadano del mundo, aquel que adopta como forma de vida su libertad y el conocimiento de sí mismo y de la realidad que le rodea. El mundo del cómic también nos ha regalado personajes de este perfil, y hoy quiero centrarme en uno de los más célebres, Corto Maltés, que además encarna como pocos la soledad del viajero y la visión asombrada de narrador de su época, las culturas , sucesos, gentes que van conformando su propia historia y la de su ser. Corto es marino, lo que para mí también guarda cierto paralelismo con un navegante de caminos de asfalto y tierra, pero lo que es indudable es su espíritu para empaparse de mundo.
Todavía recuerdo, siendo adolescente, la bofetada de realidad que sentí al comenzar a leer a Corto Maltés: era un ritmo mucho más pausado, más reflexivo a lo que infantilmente estaba acostumbrado, con unos guiños y giros en sus personajes e historias que no alcanzaba a entender del todo, pero que irremediablemente me acabaron enganchando. Con el paso de los años, esa miopía juvenil fue desapareciendo para producirse paulatinamente el efecto contrario: si en un principio veía con crudeza las historias ambientadas en el primer cuarto del pasado siglo -en muchos casos era mi primer acercamiento a episodios como la guerra ruso-japonesa, el decadente imperialismo en países como África, Sudamérica o Asia Central, el monstruo de la 1ª Guerra Mundial…-, fue cogiendo forma un mundo de fantasía y exotismo, en donde muchas veces no sabías, no sabes, dónde empieza la realidad y acaba la ensoñación, si los personajes –ficticios o verídicos- eran una extensión de Pratt (en pocas ocasiones verás la trayectoria vital de un autor tan entremezclada a su obra) o tenían un mínimo de rigor…
Con Corto Maltés nunca sabes si vas o vienes, las líneas de su honestidad siempre se marcan claras pero revestidas siempre de una curiosa y conmovedora mezcla de ironía y ensimismamiento, es un auténtico antihéroe que prefiere la riqueza del alma y su libertad a tesoros materiales; de forma general nunca puedes hablar de buenos o malos en sus historias, todos los personajes son hijos de su tiempo y de sus circunstancias; las historias se nutren con el excepcional vigor histórico que remueve las entrañas de una de las épocas más convulsas y violentas de la historia reciente.
Al fin, podemos afirmar que sus andanzas son fábulas modernas, travestidas en historias de aventuras.
CRONOLOGÍA
1887: Nace en la Valetta, al sur de la isla de Malta, de madre gitana oriunda de Sevilla y un padre perteneciente a la marina británica. Debido a esto último, Corto es súbdito británico, con residencia oficial en La Antigua (Antillas).
1899: Comienza su educación en Córdoba –pasa su infancia allí- con un preceptor judío, Ezra Toledano, que le inicia en el Talmud y la Torá. También en esta época, una gitana, amiga de su madre, descubre que no tiene línea de la fortuna al querer leerle la mano. Así, el niño Corto se graba una a su gusto con una navaja de afeitar de su padre.
1904: Embarca como marino con 13 años y llega a Manchuria en plena guerra ruso-japonesa, donde conoce a Jack London y al personaje que a lo largo de los años será su némesis, Rasputín. Con él Corto mantiene una peculiar relación en la que la amistad y el odio y los conflictos se entremezclan a lo largo de los años.
1907-1912: Viaja por el mundo a Italia, México, Túnez, el Pacífico…intenta llegar hasta Sudáfrica –junto a Rasputín- en busca de las minas del Rey Salomón, pero la tripulación se amotina y los abandona en el mar, en donde los recoge un carguero con destino a Argentina, en donde ambos conocen a Butch Cassidy y Sundance Kid.
Entra a formar parte de una organización dirigida por un misterioso personaje: El Monje.
1913: Mientras ejerce la piratería, Corto es abandonado por su tripulación tras un motín, crucificado a los maderos de una balsa, antes de ser rescatado por Rasputín y la bella Pandora (que siempre será el amor platónico de Corto).
1914-1918: Durante la 1ª Guerra Mundial –La Gran Guerra-, Corto surca Europa, defendiendo la idea de libertad por encima de cualquier patria y tomando notablemente partido por la causa de los revolucionarios irlandeses y los guerrilleros italianos. También llega a Brasil, tras haberse separado de Rasputín en Panamá. Allí conoce a los cangaceiros(bandoleros revolucionarios) y a la bruja Boca Dorada, que el acerca a la magia –tan presente en muchas de sus historias-.
Llega hasta Somalia y Etiopía, donde conoce a Cush. Después se establece en Hong Kong, en donde de nuevo junto a Rasputín, entra en contacto con una organización secreta, Las Linternas Rojas.
1919-1923: Viaja a Siberia, vuelve a Argentina, llega a Suiza –donde conoce a Hermann Hesse- y Asia Central en busca de tesoros perdidos, en un mundo sacudido por la caída de los imperios y la emergencia del comunismo.
1924-1927: Sus ensoñaciones esotéricas junto a un alquimista de Helvetia le llevarán a la búsqueda de Mu, el mítico continente de la Atlántida. Finalmente, pasa su vejez tranquilo viviendo tranquilo en casa de Pandora Groovesmore y su familia.
Hay sin embargo, otra versión del final de Corto que se comenta en una historia ambientada en 1941: según la misma, en 1936 se alista en las Brigadas Internacionales para combatir en el bando republicano en la Guerra Civil española, y allí desaparece todo rastro.
Estatua de Corto en Angulema, Francia
Bien, esta es la propuesta: viajes temáticos siguiendo las rutas del marino maltés…y que cada uno extraiga sus (deprimentes o más benévolas) conclusiones entre un mundo ya extinguido y el ajetreo contemporáneo.
Fábula en Venecia:
Decía Pratt: Hay tres lugares mágicos y poco conocidos de Venecia: uno en la Calle dell´Amor degli Amici, otro cerca del Ponte delle Maravegie y el tercero en la Calle dei Marrani, en el Ghetto Vecchio. Esta cita refleja mejor modo de conocer la ciudad a través de una obra, La Venecia secreta de Corto Maltés, de Guido Fuga y Lele Vianello.
En cualquier buen libro de viajes podemos encontrar los destinos inexcusables si vas a Venecia (ir a Piazza San Marcos, que te claven 6 euros por un café y demás cosas entrañables), pero para gente peculiar también existen las caras B:
- Marano di Valpolicella: bueno, vale, no está en Venecia, sino muy cerca (en Verona), y merece la pena conocerse…valle de uvas y vino, cerezas y aceite. Localidades como Marezzane, Valgatara y su arquitectura religiosa…si se va con tiempo merecen verse.
- Arena di Campo San Polo y la Iglesia de San Paolo Apostolo: cinema de verano, ver la última Cena de Tintoretto, mercadillo artesanal…
Fallani Venezia- Center for the arts: http://www.fallanivenezia.com/#_=_
- Taverna da Baffo: comida y trato sin igual, y sin morir en el intento. http://www.tavernadabaffo.com/benvenuti/#_=_
- Venice Jazz Club: buen jazz y buena bossa nova
- Palacio Contarini del Bovolo: un palacio escondido que es un auténtico tesoro.
- Librería Acqua Alta, con el riesgo de encontrársela inundada.
Y así casi hasta el infinito, con tantos itinerarios como uno quiera; si Corto levantara la cabeza…
Fuentes principales: cortomaltese.com, Norma editorial, propias experiencias y guías de viaje varias..
