En moto por el Valle de Arán

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En el Pirineo leridano, el Valle de Arán emerge como un idilio entre el cielo más benefactor y la tierra más sublime. Vielha, la capital del valle, seduce por su autenticidad y su actividad incesante. Su entorno es, sencillamente, abrumador. No te pierdas esta guía motoviajera. 

Sin título-1.fwEn el horizonte hay una luz brillante que reposa entre las nubes de nieve prometida que la montaña aguarda. Y en el silencio del amanecer, el cielo, el campo, la vida, comienzan su despertar. Es una melodía armoniosa que exhala pureza. Un regalo aún sin mancillar para que el ser humano no olvide cuál es la besana de la existencia. El rumor de las aguas baña con nostalgia el tapiz esmeralda que rodea nuestro camino de tierra y guijarros. La moto, que momentos antes trepaba metro a metro buscando un respiro, detiene su ardor guerrero al apagar motores. Los insectos, verdes como briznas de hierba, canturrean mensajes repetitivos e indescifrables. Y allá, en los altísimos tejados rocosos, el glaciar más grande de los Pirineos resiste angustiosamente el calor estival. El Aneto emerge en el macizo de la Maladeta a 3.404 metros sobre el nivel del mar como un dinosaurio insurrecto. En derredor, las espinas dorsales de sus subordinados asoman entre bosques de coníferas y alabardas de hielo. Parece increíble que, a diario, cientos de personas se adentren en sus entrañas absorbidos por el magnetismo de las altas cumbres. Abajo, en el valle de vertiente atlántica que repta desde Bossòst hasta las pistas reales de Baqueira Beret, el trasiego es incesante. No solo en invierno, cuando el Val d’Arán se convierte en un destino de primer orden. También durante los meses más cálidos, en los que ha prosperado un turismo que encuentra en la naturaleza, los deportes de aventura y la actividad comercial de Vielha una oferta inagotable para unas vacaciones de ensueño.

Hoy en día las carreteras de acceso por los cuatro puntos cardinales han posibilitado la comunicación durante todo el año. Pero no siempre fue así. Durante siglos la zona estuvo aislada y encerrada en sí misma -en buena parte a consecuencia de su situación geográfica-, con una economía de subsistencia. Pero la construcción del túnel de Vielha en 1948 representó un cambio radical en la vida del valle que está integrado por 33 pueblos y tiene en Vielha su capital.

Sin título-2.fwMás del 70% de su población vive ahora directamente del turismo, su renta per cápita está por encima de la media catalana y goza de autonomía y lengua propia, el aranés –una variante gascona de la occitana-. También su homogeneidad arquitectónica es muy característica: la madera, la piedra y la pizarra se mezclan con acierto para configurar unos núcleos poblacionales siempre con encanto. Los inmuebles araneses del siglo XXI cuentan con todas las comodidades de nuestro tiempo. Pero tiempo atrás las casas -y las cosas- eran muy distintas. En ellas se acogían a los miembros de tres generaciones (familia troncal), y la madera era un elemento constante en toda la construcción: paredes, camas, mesas, utensilios…

En el municipio de Vilamòs, convertida en Ecomuseo, se encuentra la “Casa Joanchiquet”, que muestra el mobiliario y aspecto que tenía esta edificación a principios del siglo pasado. Como la mayoría de casas que en Arán reciben el nombre de còto o auviatge, estaba constituida por diversas edificaciones estructuradas alrededor de un patio cerrado. Cuenta con dos plantas y desván. Tiene las dependencias propias de una residencia familiar, además de dos establos, cuadras, palomar y huerto. La visita a Vilamòs también es interesante por el mirador con vistas al Aneto que encontramos a escasos metros del pueblo. Las empinadas cuestas de la LV-5055 nos entregan por fascículos unas panorámicas majestuosas. Hay un espacio amplio para aparcar la moto; un panel indicativo nos ayuda a referenciar el enjambre de picos que tenemos frente a nosotros. Las hayas se funden imbricadas con pinos negros y abetos en una costra tan densa que en ocasiones parece imposible que haya espacio para que los rayos de sol alcancen la tierra.

Arán es un valle de valles –también etimológicamente-, y en su discurrir varias ramificaciones se anexionan al principal; así ocurre con el de Toran, Barradós, Salient o Ruda. Desde Francia podemos adentrarnos a través del Portillón, un puerto espectacular que nace al abrigo termal de Bagnères-de-Luchon, o por la N-125, la carretera principal que al pisar territorio español se transforma en la N-230 y que también nos brinda magníficas rutas moteras por los pueblos y puertos galos.

El principal encargado de tallar esta geografía alpina es el río Garona, que brota en el Parque Natural Posets-Maladeta para verter su cauce en el estuario de Gironda (Francia), 600 kilómetros después.  Desde Motoviajeros proponemos una alternativa circular que parte de Vielha e incluye el paso por La Bonaigua (2.072 m) y la incorporación al Eje Pirenaico (N-260) en Sort hasta La Pobla de Segur y El Pont de Suert. Desde allí, la carretea se adentra en algunos puntos en la comunidad de Aragón siguiendo el curso del Noguera Ribagorzana hasta alcanzar nuevamente nuestro punto de partida, con unos kilómetros finales muy interesantes para la conducción y el disfrute del paisaje, sobre todo antes de entrar en el túnel. Muy recomendable es incluir en nuestra ruta una incursión al Parque Nacional de Aigüestortes y Lago de San Mauricio y al fabuloso conjunto de iglesias románicas del Valle de Boí, declarado patrimonio mundial de la Unesco. También dentro del propio valle de Arán podemos encontrar una variada producción artística que se extiende por todos los géneros y disciplinas (arquitectura, pintura y escultura, en piedra y en madera). Destacan el antiguo santuario mariano de Santa María de Cap d’Aran, Santa Eulalia d’Unha o St. Miquèu de Vielha, con el impresionante busto del Cristo de Mijaran.

En total, un recorrido adictivo de poco más de 200 kilómetros que nos dejará escenas de postal y nos ocupará una jornada completa. También dependerá, y mucho, de la época del año en que hagamos el itinerario. Con nieve, los deportes invernales son la gran atracción, y en concreto la estación de Baqueira Beret: 99 pistas, 153 km esquiables, 35 remontes, snowpark, stadium de slalom… en suma, uno de los dominios esquiables más grandes de España, que cuenta cada temporada con la presencia de infinidad de aficionados, incluyendo sus más altas personalidades: los miembros de la familia real española.

En los meses más cálidos el manto nival que cubre las montañas poco a poco va desapareciendo. Y el deshielo y las altas temperaturas facilitan que la zona se convierta en un lugar ideal para la práctica de deportes de aventura, como el rafting, el piragüismo o el barranquismo. También es habitual ver pedaleando dentro y fuera del asfalto a los amantes del ciclismo y el MTB. La red de senderos e itinerarios para entrar de lleno en contacto con la naturaleza es muy amplia, y no faltan, obviamente, quienes deciden ir un poco más allá practicando la escalada y el alpinismo. También ha proliferado la observación de fauna, sobre todo desde que el programa europeo Life haya reintroducido el oso pardo en el Pirineo desde 1996 hasta 2007. Sí, en el valle de Arán es posible encontrarse con osos. Hay más de una veintena y la mejor época para verlos es en primavera. El fotógrafo Oriol Alamany ha capturado algunas de las mejores imágenes de estos plantígrados.

En otoño los bosques de hoja caduca reflejan sus pinturas ocres en las mansas aguas del pantano de la Torrassa (Espot). Más al sur, la Noguera Pallaresa dispara la adrenalina de cuantos deciden bajar por su cauce desafiando al frenesí de los rápidos. Nosotros continuamos la ruta hasta Sort, cuya administración de lotería La Bruixa d’Or es la más famosa de España junto a la de Doña Manolita en Madrid. El establecimiento, aunque está situado en la travesía principal del municipio y no tiene pérdida, pasa completamente desapercibido. Las largas colas de espera, que llegan hasta el exterior, nos ayudarán a localizarlo.

De Sort a La Pobla de Segur la carretera combina grandes amplitudes y congostos, como el de Collegats. Los farallones de roca despuntan entre el mosaico boscoso de la zona. Un far west de altura. La carretera se estrecha y el firme empeora considerablemente al poner rumbo norte. Coronamos los pasos de Creu de Perves (1.335 m) y Viu de Llevata (1.230 m), hasta encontrar un cartel indicativo de “La Vall de Boí”, dos kilómetros después de pasar El Pont de Suert. Tomamos el desvío hacia la derecha rumbo a la L-500 y posteriormente la L-501 señalizada hacia Boí/Taüll. La ruta completa de ida y vuelta no llega a 50 kilómetros. Y merece la pena.

Patrimonio de la Humanidad
Las iglesias románicas del valle del Boí, situadas en la comarca de la Alta Ribagorza, fueron declaradas patrimonio de la Humanidad por la Unesco en noviembre de 2000. Se trata de un conjunto compuesto por Santa María de Cóll, Santa María de Cardet, San Quirce de Durro, La Natividad de Durro, Sant Feliu de Barruera, Santa Eulalia d’Erill-la-Vall, San Juan de Bohí, Santa María de Tahull y, la joya de la corona, San Clemente de Tahull, que con su espigado campanario de torre constituye uno de los máximos exponentes del románico catalán. Se construyeron en los siglos XI y XII siguiendo los parámetros el románico lombardo imperante en el norte de Italia.

Si no queremos visitar la totalidad de los templos, una opción recurrente será acercarnos hasta San Clemente (entrada individual, 5 euros), ineludible, y también a Santa María de Tahull (acceso gratuito), situada a escasos 500 metros y a la que podemos llegar en moto. En su interior aún es posible contemplar las pinturas murales que han resistido el paso del tiempo.

De regreso a nuestro plan de ruta volvemos a la N-230. El pavimento, magnífico para una conducción ágil, vira una y otra vez abriéndose paso entre la roca hasta en 13 ocasiones hasta llegar a la boca del túnel de Vielha (5 km). Que nadie se sorprenda si el tiempo cambia de una parte a otra de esta colosal perforación. Para bien o para mal. Si es para bien… perfecto. Si es para mal… Vielha nos está esperando con una oferta que calmará nuestra desdicha.

Sin título-5.fwVielha, la capital
Hay una imagen que no puede faltar en ningún álbum de fotos de Vielha. Es la foto con la Sra. Dolores, una escultura sedente a tamaño natural que recuerda a la propietaria del Hotel Arán la Abuela, y que se ubica frente a la escalinata de acceso de este singular establecimiento familiar, en el que don Luis Vivar y su hija Cristina mantienen viva la esencia de un hotel que respira arte y recuerdos por cada rincón. El edificio está ubicado en la arteria principal del casco histórico de la ciudad (Avenida Castiero, 5) y cuenta con 50 habitaciones y un restaurante desde el que se preparan platos de cocina casera e internacional. Las distintas opciones de menú, generosas y económicas, no defraudan, y por las mañanas se ofrece desayuno buffet. El interior del inmueble es inconfundible. Decenas, cientos, tal vez miles de recuerdos llenan los espacios comunes. En algunos casos, por cuenta del propio hotel; en otros muchos, se trata de regalos de clientes y amigos. Un carruaje, peluches, muñecas, fotografías, piezas cerámicas, útiles de labranza, botellas… El número de objetos es infinito. También hay sitio para la música. No es raro encontrarse a don Luis evocando a Serrat en un salón contiguo a la entrada, donde reposa un precioso piano y otros instrumentos. Empezó tarde con la guitarra, pero su perseverancia le ha devuelto alegrías en forma de canciones.

Si los muros hablaran… nos contarían que la mismísima Audrey Hepburn se alojó en el hotel durante el rodaje de la película “El Señor de la Salle” (1964), del director italo-argentino Luis César Amadori, en la que no participaba la actriz pero sí su primer marido, Mel Ferrer.

En cuanto a nosotros, los moteros, el hotel nos cuida especialmente bien, y disponemos de garaje cerrado de manera gratuita. Las habitaciones son confortables y desde las plantas abuhardilladas las vistas al valle son fabulosas. Hay Wi-Fi, zona fitness, sauna, SPA, piscina lúdica, baño turco y un largo etcétera de servicios con el fin de ofrecer una estancia agradable e integral. Y un dato importante: los clientes pueden disfrutar “a puerta abierta” de toda esta oferta sin ningún coste, existiendo la posibilidad de reservar en privado con un coste adicional. Así pues, el Hotel Arán La Abuela es un excelente punto de partida y retorno para explorar el Valle de Arán.

Existen infinidad de lugares a los que podremos acceder con nuestras monturas durante los meses centrales del año. Muchos de ellos nos invitan a sacar –y saciar- nuestro lado más aventurero. Entre las numerosas opciones disponibles, hemos seleccionado dos rutas que a buen seguro colmarán nuestras aspiraciones motoviajeras: algo más de 100 kilómetros de parajes alucinantes, rodando entre bosques, collados y valles. Tramos, muchísimos, en los que no podemos pasar de primera o segunda velocidad. Así pues, comencemos a explorar sin prisas y con pausas los alrededores de Vielha.

Ruta 1. Vielha-Artiga de Lin (ver mapa). Cerca del hotel hay una rotonda que distribuye la circulación proveniente de la N-230 y la C-28. Tomamos la salida en dirección a Gausac y comenzamos a ganar altura en muy poco tiempo. Es importante estar pendiente de las indicaciones, pues debemos tomar un desvío hacia Bassa d’Oles, la primera parada de nuestra ruta. Se trata de un pequeño lago escondido en la inmensidad del bosque de Varicauba. Mucha precaución en la carretera de ascenso, los espacios son reducidos y podemos encontrarnos numerosos coches y paseantes.

Después de las fotos de rigor es necesario desandar nuestros pasos hasta el troncal principal en dirección a Plan Batalhèr, un área de picnic que nos marca el camino a Artiga de Lin. Esta pista forestal asfaltada de 9 km discurre por la ribera del río Joeu, que se despliega con estruendo en su nacimiento, en un paraje denominado Uelhs deth Joeu. Sus aguas desaparecen bajo el glaciar del Aneto y discurren soterradas durante 4 kilómetros para mostrar su cauce en estos “ojos” de fábula. El punto culminante es el paraje natural del Plan dera Artiga, bajo el pico Malh dera Artiga (2.718 m). En época de nieves resulta imposible llegar, pues permanece cerrado al tráfico motorizado. Con deshielo y lluvias, las torrenteras devoran todo lo que encuentran a su paso. En verano es fácil encontrar los “esqueletos” de grandes árboles tendidos inermes sobre los cauces, como si fueran los restos engullidos por un gran felino. Pero también germina el color de las flores y las mariposas, que se agitan dóciles entre la brisa que acaricia estas vaguadas. Nuevamente toca volver sobre nuestras rodadas, pero esta vez hacia Es Bordes, enganchando así con la N-230. Antes de meternos de lleno en la ruta 2 podemos aprovechar para subir a Vilamòs. El mirador al Aneto y la “Casa Joanchiquet” nos aguardan.

Ruta 2. Saut deth Pish-Bagergue (ver mapa). Desde la N-230 es fácil llegar hasta Arròs. Las distancias continúan siendo cortas, al igual que nuestra velocidad de crucero. Por el valle de Varradòs navegamos pausadamente hasta encontrar agua a la vista: la cascada Saut deth Pish. A estas alturas, ya os habréis dado cuenta de que los nombres araneses molan. Irrecordables para muchos de nosotros, de acuerdo. Pero molan. Una mezcla de Tierra Media y Star Wars.

En el prado que sirve de terraza para observar el salto de agua de tan curioso nombre podemos descansar y reponer fuerzas. Nos esperan 17 kilómetros de pista off road. A partir de este momento -¿acaso antes no?-, todo lo que tenemos por delante es un deleite para los sentidos. Lugares bucólicos. Edenes perdidos en el corazón del Pirineo más sublime. Soledad y silencio. Naturaleza y emociones fuertes.

Los 5 primeros kilómetros requieren una conducción exigente. La pista se resquebraja por momentos y el ripio se adueña de nuestras voluntades, que parecen sucumbir ante el estado del camino. Gas y fe. Si quien escribe salió airoso con una moto de 300 kilos cargada de equipaje y acompañante, es que se puede hacer. Eso sí, en moto de trail y siempre con buenas condiciones meteorológicas. Cualquier otra cosa es aventurarse en exceso… Pero que no cunda el pánico, tan solo es una pista forestal… un tanto ajada en su primer tramo y con varias canalizaciones artificiales de agua –con agua- que debemos superar manejando con tiento embrague, acelerador y frenos. Superados los bellísimos 5 kilómetros iniciales, el bamboleo disminuye y el camino se apodera de collados con panorámicas sencillamente majestuosas. Sin darnos cuenta estamos entrando por la puerta de atrás a Baqueira Beret. Eso sí, lo hacemos por la puerta grande. Desde el punto más elevado de la ruta (a 2.000 metros) se observan en el horizonte los remontes de la estación de esquí. Bajo nuestros pies, la hondonada muda del valle. Sobre nuestras manos, el azul del cielo se abraza gentilmente a las montañas. Que están por todas partes, a la altura de nuestros ojos. Estamos en el punto culminante de la pista que une Saut deth Pish con Bagergue. Aún nos quedan unos cuantos kilómetros sinuosos en bajada. Pero la dificultad es ya mucho menor. Después de Bagergue vienen Unha, Salardú y la C-28 que nos devuelve a la civilización. En total, 46 kilómetros de una belleza salvaje. ¿Quién se anima?

LUGARES DE INTERÉS

-Val de Toran. Pueblos típicos cerca de la frontera con Francia, llenos de encanto, rodeados de bosques húmedos de hayas y abetos. Al final de la carretera se encuentra el Refugio de la Honeria, punto de partida de diferentes excursiones de Senderismo. Es recomendable visitar alguna de sus poblaciones por su atractivo: Porcingles, Bordius, Sant Joan de Toran….

-Bausen y Bosque de Carlac. Esta preciosa excursión de senderismo de unas 3 horas empieza en el pueblo de Bausen y transcurre por hermosos paisajes y un frondoso bosque de hayas milenarias.

-Baronia de Les. Este recorrido transcurre por el Bajo Arán, a orillas del río Garona, desde Bossòst hasta la población de Les, y siguiendo por un hermoso camino hasta la Capèla de Sant Blas, situada junto a la antigua residencia de los barones de Les y debajo mismo del antiguo castillo feudal (ss. XII-XV).

-Minas Victoria. El testimonio de una actividad desaparecida. En los meses de verano, pueden realizarse visitas guiadas.

– Musèu dera Val d’Aran. Sede central de los museos de Arán. Un recorrido histórico por el valle, desde la formación de los Pirineos hasta nuestros días. Hachas neolíticas, tallas románicas, espadas medievales…

-Cascadas de Molières y Bosque de Conangles. En la boca sur del túnel de Vielha se inicia el sendero hacia el valle de Molières, coronado por el Tuc homónimo (3.010 m). Hasta la primera cascada (30 minutos) se camina por un bosque de hayas que alcanza su máximo esplendor en otoño. La excursión es apta para todos los públicos. Al otro lado de la carretera, el refugio de Conangles es punto de salida para realizar una corta excursión por el bosque del mismo nombre, pudiendo disfrutar de la zona de picnic a la sombra del hayedo.

-Restanca y Estanh Mar. Desde el pueblo de Arties y durante 78 km de pista asfaltada se accede al Pònt de Ressec, desde el cual se puede iniciar la subida al refugio de Restanca. A través de bosques de abetos, hayas, robles y pinos negros la ruta trepa hasta el magnífico Estanh de Mar, de 1.600 m de largo y 500 de ancho. Al fondo de este circo de origen glaciar se contempla el imponente macizo de Besiberri Norte, de 3.015 m.

-Colomèrs. Excursión obligada, en la zona periférica del P.N. de Aigüestortes. Se trata de un circo de origen glaciar rodeado por los picos próximos a los 3.000 m con una excepcional panorámica sobre más de 48 lagos. Se accede desde la población de Salardú (9,5 km de pista forestal asfaltada hasta los Baños de Tredòs -en verano hay acceso restringido de vehículos desde este punto; en su lugar hay un servicio lanzadera de taxis- y a 3,5 km de pista sin asfaltar), desde donde se empieza la ascensión al refugio de Colomèrs.

-Lagos de Saboredo. El valle de ruda es un ejemplo extraordinario de valle glaciar, con bosques de pino negro que ocupan toda su ribera. Es muy visible desde la carretera que va desde Baqueira a la Bonaigua.

 

Especial agradecimiento a Quique Arenas, director de Motoviajeros y responsable del departamento de Comunicación del grupo Ubricar.

http://motoviajeros.net/

Texto y fotos: Quique Arenas

 

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